Fue una mañana tan diferente de la tarde, que uno pudiera pensar que se trató de dos diligencias diferentes. Pero en ambas se desarrolló, con cambios dramáticos, almuerzo de por medio, la declaración de Carlos Nostre, el funcionario de Odebrecht que fue jefe del proyecto del Metro de Lima. ¿El tema? Los sobornos y coimas relacionados con el proyecto.
Nostre es uno de los pocos funcionarios de Odebrecht involucrados en el caso Lava Jato que sigue trabajando para la corporación. Es ahora el superintendente de Odebrecht en Venezuela. Se supone que para continuar en la nueva empresa debe suscribir las estrictas exigencias éticas que ahora rigen a Odebrecht, en las que cifra su esperanza de sobrevivir creando paulatinamente una reputación de integridad.
La primera exigencia de esa integridad es decir toda la verdad sobre las cutras del pasado reciente cada vez que lo requiera la autoridad fiscal o judicial.
La declaración de Nostre se realizó con todas las formalidades de la renovada cooperación internacional de los procuradores brasileños con los fiscales peruanos del nuevo equipo especial que coordina Rafael Vela.
A las 9 de la mañana de este jueves 4, en la sede de la Procuraduría da República en Curitiba, en el Estado de Paraná, el procurador (fiscal) brasileño Orlando Martello tomó juramento a Nostre e inició un interrogatorio que se sabía iba a ser largo y complejo.
De parte de los fiscales peruanos, estaban el coordinador Rafael Vela y el fiscal José Domingo Pérez Gómez, que iba a tener a su cargo gran parte del interrogatorio. También estaban el procurador ad hoc para el caso Lava Jato, Jorge Ramírez, y su procuradora adjunta Silvana Carrión. Se habían acreditado varios abogados que representaban a involucrados potenciales o actuales en el caso, desde Graña y Montero hasta Alan García, este último a través de su abogado Erasmo Reyna.
Luego de las primeras preguntas de Martello quien, como procurador designado para dirigir la cooperación bilateral conoce bien el caso peruano, José Domingo Pérez inició su interrogatorio.
Pérez Gómez es un fiscal incisivo e intenso. Se ha esforzado por energizar los varios casos de Lava Jato, especialmente aquellos cuya investigación ha heredado cuando asumió buena parte del trabajo del Equipo Especial. Entre ellas la muy averiada colaboración eficaz de Jorge Cuba que rescató del archivo y hasta de la desaparición física de la carpeta.
En sus testimonios, azarosamente rescatados y luego ampliados, Cuba describió en detalle por momentos revelador su larga relación con Nostre. Ahora le tocaba a este contar su lado de esa relación y completar, variar o contradecir el testimonio de Cuba para ayudar a describir cómo operó, por cuánto y a quiénes alcanzó la corrupción en la masiva inversión del Metro de Lima.
Pero unos minutos después el interrogatorio se hizo tenso. Luego hostil. Según una fuente presente en la sala, Nostre respondía en forma “dubitativa e inconsistente” mientras que Pérez Gómez se veía muy enojado. Nostre “está confuso” dijo otra fuente que vio en el interrogatorio enérgico y duro de Pérez Gómez la respuesta a la suposición de que Nostre “está mintiendo”.
La presión llevó a Nostre a tartamudear y contestar en forma que un observador consideró “poco lógica”. “¿Cómo llega a [Jorge] Cuba? ¿Cómo sabía que iba a tomar la dirección del proceso? Las respuestas eran totalmente insatisfactorias”.
Si el fiscal Pérez Gómez quedó enojado, el abogado de Alan García, Erasmo Reyna salió en cambio satisfecho. Reyna le preguntó a Nostre sobre una parte del testimonio de Cuba en la que este narra como Nostre le habría descrito los dos tipos de socios o colaboradores que Odebrecht buscaba tener en cada proyecto: los políticos (García y Cornejo en el caso del Metro) y los técnicos o funcionales. (Cuba y los miembros del Comité, en el mismo caso). ¿Lo dijo así? Nostre lo negó. Dijo que había visto cosas dichas por Cuba en medios de comunicación y que este lo había malinterpretado.
La respuesta entusiasmó a Reyna y a su masivo cliente. El primero escribió un emocionado tweet de dos partes:
Reyna no aclaró qué tenía que ver la supuesta mentira de Cuba con la también supuesta conspiración de IDL. Que se sepa, no fue IDL sino García quien contrató a Cuba, primero en su ONG sobre la deuda externa y luego en su gobierno. Tampoco tiene Cuba ninguna comadre en IDL, ¿verdad?
De todos modos, el entusiasmo de Reyna fue contagioso, y Alan García apareció también en las redes con su pareja de tweets:
De nuevo, tampoco explicó García cuál era la “farsa” de IDL. Si fue él quien contrató y tuvo como virtual compadre al hoy “corrupto” y antes funcionario de toda confianza, Jorge Cuba.
Lo que sí fue interesante es su declaración de fe: “creo en la historia”. Una gran cosa, en verdad. Porque la historia suele probar que la única velita que admite que le prendan es la de la verdad.
Poco antes, en Curitiba, el procurador Orlando Martello ordenó un receso y llevó a almorzar a Rafael Vela y José Domingo Pérez. Nostre, junto con su abogado y funcionarios de Odebrecht, almorzaron en otro lugar.
Todo indica que en ambos lugares, sobre todo entre la gente de Odebrecht, se conversó y reflexionó sobre el preocupante cariz que estaba tomando la diligencia. Según una fuente familiarizada con el pensamiento de Odebrecht, “una cuestión psicológica y la dinámica de las declaraciones” intimidó a Nostre. La idea era que Nostre fuera “asertivo en lo que había participado” y claro a la vez en lo que no estaba seguro.
Eso y la intervención de Martello, que abrió las preguntas de la tarde y sentó el tono de la diligencia provocó un cambio que marcó una “enorme diferencia de la mañana a la tarde”, como dijo uno de los asistentes.
Más tranquilo y suelto, Nostre dijo que iba a hablar sobre lo que conocía. Y lo hizo. Con ello, cuando José Domingo Pérez retomó el interrogatorio hubo fluidez en las preguntas y las respuestas.
En el lenguaje confesional del caso Lava Jato, se suele emplear un cierto eufemismo para referirse a las operaciones de coimas, sobornos y delitos similares: “dineros ilícitos”. En la descripción de Nostre durante la tarde, quedó claro que hubo mucho dinero ilícito en el proyecto del Metro de Lima.
La obra fue hecha en consorcio con Graña y Montero. Las coimas representan un costo que debía repartirse entre los socios.
Se referían a ellas con otro eufemismo: “gastos extras”. ¿Cómo los repartía Nostre con su contraparte de Graña y Montero, Juan Manuel Lámbarry?
Según declaró Nostre en la tarde del jueves, cuando le habló a Lámbarry sobre el tema, le preguntó: “¿Sabes qué es eso de los costos extra?”
“Sí, sí, no me cuentes” contestó Lámbarry según dice Nostre.
¿Cómo lo supo si no lo habían hablado antes? se preguntó Nostre. La única posibilidad es que se lo hubieran explicado en su compañía, GyM alguna de las personas que trataban directamente con Jorge Barata: José y Hernando Graña.
En tanto aceptados por ambos socios, ¿cómo se repartían los “costos extra”? Según explicó Nostre, la suma de todas las transacciones ilegales (incluyendo, por cierto, las coimas) se etiquetaban como “riesgos adicionales” en el cálculo de costos.
Nostre sabía bien cuánto dinero empleó él en coimas en el proyecto del Metro: En el Tramo Uno, pagó 2.2 millones de dólares.
Pero su jefe, Jorge Barata, que era el que calculaba y definía los “riesgos adicionales” puso 6.9 millones de dólares cuando Nostre le preguntó cuál era el total de los montos ilegales por calcular. Así, la diferencia entre lo que él pagó y lo que se contabilizó como fundamentalmente coimas fue de 4.7 millones de dólares.
En el Tramo Dos del Metro, Nostre pagó (o hizo pagar) 7.8 millones de dólares. Cuando le preguntó a Barata cuánto debería poner en el rubro de “riesgos adicionales”, este le ordenó poner algo más de 17 millones de dólares en las actas.
Si Nostre pagó 10 millones de dólares en coimas por los dos tramos, el total del dinero asignado por Barata para ese propósito (aunque cabe la posibilidad de que una parte fuera para otros fines delictivos diferentes a las coimas), fue de 24 millones de dólares. De acuerdo con el testimonio de Nostre, hay todavía 14 millones de dólares en probables coimas por explicar.
Barata no comentaba ni discutía sobre eso con Nostre, según este. Pero algunas cosas sí están claras.
Los “riesgos adicionales” se compartían con los socios de Graña y Montero. Estos no pusieron ninguna objeción. La contraparte de Nostre, Lámbarry aceptó las sumas sin otro comentario que el que no deseaba saber de qué se trataba.
En esa parte de su interrogatorio, Nostre “trazó la línea” según la descripción de un testigo presente, sobre lo que sabía y no sabía. Él sabía bien sobre los 10 millones que hizo pagar. Sobre los otros 14, no. “Eso lo tiene que decir Barata”.
¿Es posible que hayan sido pagos destinados a García y/o Cornejo? “Eso lo tiene que decir Barata” respondió Nostre. Personalmente, dijo, él sabía en qué había participado y en qué no, así que no podía estar seguro de que no haya habido un acuerdo con García o Cornejo.
¿Quién lo sabe? Consciente o inconscientemente, Nostre repitió lo que Marcelo Odebrecht había reiterado como un mantra cuando declaró sobre el dinero que destinaron a campañas políticas.
Barata sabe.
En este caso, quizá Barata no supo solo. Tenía socios, José y Hernando Graña, y tenía que explicarles para que acepten el descuento de su parte en las coimas millonarias.
Así que la tarde del jueves 4 en Curitiba fue muy diferente a la mañana. Lástima que Erasmo Reyna no se haya quedado para escucharla.
Graña y Montero, por su parte, emitió un comunicado que pueden leer a continuación.
Eso deberá investigarse y, si se hace bien, se conocerá pronto el resultado. Por lo pronto, ya se tiene uno bien claro.
Barata sabe.
¿Barata hablará?
[Actualización al viernes 05 de octubre, 7:00 p.m.]
Al fin de los interrogatorios en Curitiba. Equipo de fiscales y procuradores peruanos con el procurador federal brasileño Orlando Martello. De izquierda a derecha: fiscal Carlos Puma, fiscal Geovana Mori, fiscal Rafael Vela, fiscal Orlando Martello, procurador ad hoc Jorge Ramírez, procuradora ad hoc adjunta Silvana Carrión, fiscal José Domingo Pérez y fiscal Germán Juárez.