Durante los dos primeros días de febrero se produjo una conversación telefónica entre Leonard Solomon, gerente de importaciones y exportaciones de AIL (Automotive Industries Ltd), de Nazaret, Israel; y Leo Gleser, presidente de ISDS, también de Israel.
La conversación, en hebreo, fue grabada y una copia de esa grabación llegó a IDL-Reporteros. Este medio hizo traducir la conversación del hebreo al español y ahora presenta ese diálogo revelador y definitivo.
Solomon es un alto ejecutivo de la firma, AIL, que fabrica los vehículos portatropa Abir. Cuando la venta de 50 Abir M-426 fue abortada por Luis Alva Castro, entonces ministro del Interior, en 2007, los vehículos quedaron aparcados en Nazaret, mientras se desarrollaba la disputa judicial en el Perú. Tres años después, sin resolución a la vista, los 50 Abir seguían aparcados.
Entonces se produjo, a gran velocidad, la compra actual del ministerio del Interior a la firma Hatehof, y ésta adquirió 31 Abir, del lote de 50, de la firma AIL. Solo que en lugar del precio unitario de US$ 107 mil en 2007, pasaban a venderse, con retazos de un blindaje bastante barato, a US$ 171 mil.
La conversación telefónica, cuyo contenido revela ahora IDL-Reporteros, fue motivada por el interés de Solomon de explicar a Gleser las razones por las cuales había vendido a Hatehof los vehículos originalmente encargados por la compañía de Gleser, ISDS.
Las revelaciones emergen con tanta claridad, que no necesitan ningún comentario ni aclaración. Qué vehículos se vendió (los Abir M-426); qué antigüedad tenían (tres años); quién los compró dentro de Israel (Hatehof); por cuánto (US$ 80 mil cada uno); para mandarlos dónde (a Perú); y junto con qué otros vehículos (los Wolf).
A continuación, la conversación traducida entre Solomon y Gleser. El resaltado en negrita es, por supuesto, de IDL-Reporteros. La traducción con la grabación en hebreo también está disponible al pie del texto para quienes tengan interés en escucharlo.
Ahora les toca explicar a las autoridades cómo encubrieron, amparándose en las muy reales necesidades de seguridad, una compra sobrevalorada en más de dos millones de dólares.
A continuación, la traducción y transcripción del diálogo entre Solomon y Gleser.
Solomon: ¿Leo?
Gleser: Sí.
Solomon: Oye, ¿qué es eso de los problemas en Estados Unidos? Espero que todo esté bien.
Gleser: Espero que vaya bien. Escucha, él tiene su empresa y asuntos de los que él se ocupa y entiendo que es parte de las 22 personas que tienen problemas con los americanos. Ok, yo ahora…
Solomon: Mira, el asunto es así. Todos estos años mantuvimos los 50 vehículos acá en stand by, los Abir de la licitación que ustedes ganaron y 20 ya estaban ensamblados. El resto, bueno, vendimos repuestos aquí y allá, pero todo estaba tal cual. Hace como un mes vinieron, justo cuando comenzó todo el asunto del cambio de las gerencias, vinieron de Hatehof y dijeron, se comunicaron de allá y dijeron tenemos un contrato, firmamos un contrato allá para unos Wolf de ellos.
Gleser: ¿No son de ustedes?
Solomon: No. De ellos. Y de paso pidieron, dentro del mismo contrato, pidieron que les proporcionemos Abir también, algo más barato que los Wolf. Hablaron, hablaron, yo mantuve informado a Saúl de todo. Le dije, escucha, están hablando, le informé de todo. Y a los 3 días, de repente, regresaron y dijeron: Hay un contrato, tenemos firmado por 31 vehículos Abir; de forma un poco distinta: rígido en la cabina y planchas de acero en los costados, una especie de láminas a los costados. A ustedes nosotros les hacíamos los blindajes, [pero ahora], nosotros no somos los exportadores. Ellos son los exportadores. Yo les vendo acá, como si fuera dentro de Israel.
Gleser: ¿Eso quiere decir que Hatehof en el contrato está frente a los peruanos?
Solomon: Sí. No nosotros. Entonces les dije, les pregunté qué pasa con eso. Finalmente ustedes esperaron tres años con ese asunto, pero yo tenía que ver si había una oportunidad de venderlos. En concreto, la mercadería seguía durmiendo y ellos obtuvieron en una semana un pedido, una orden firmada y les dijimos que sin dinero no damos nada porque ya en el caso del Perú tenemos muchas malas experiencias. ¿Qué me contestaron? Los de Hatehof me dijeron que están en el proceso y les dije que por lo menos comiencen a comprar las partes, que nosotros les proporcionaremos las partes cuando comiencen a comprar y nosotros vamos a poner la plata para que comiencen el asunto. Todos los cambios que los hagan ellos, nosotros no vamos a salir de compras, nos volvemos locos con los cambios. Compraron y trajeron todo a la fábrica, invirtieron algunos cientos de miles de shekel.*
Gleser: ¿Hatehof trabaja donde ustedes y ustedes ensamblan?
Solomon: No trabajan donde nosotros. Nosotros cambiamos las cosas según las especificaciones. Mira, los 10 primeros deben salir la semana que viene. Yo, sin la plata, sin una seguridad, no van a salir. Es lo que le dije a Saúl todo el tiempo. Acá trabajan la mercadería si ellos traen la plata o encuentran soluciones que se acomodan a…porque ellos tomaron la conducción. […] Entonces, yo, el pedido lo sacaron acá en Israel, está firmado. Un pedido firmado, entonces yo digo si es así estamos hablando de treinta y tantos vehículos, 31 ó 34 vehículos. En primer lugar, le da oportunidad a la empresa de deshacerse de eso que está 3 años molestando. Lloran en Tel Aviv por esos Abir; por lo menos una parte del daño queda neutralizada.
Gleser: En realidad, entonces, no son ustedes quienes venden. Quien vende es Hatehof.
Solomon: Sí.
Gleser: Dentro del contrato de Hatehof y Hatehof les compra a ustedes
Solomon: Sí. Yo le doy… mira, no sé si es Perú acá, Hatehof es el vendedor, no es problema mío, nada de Perú es asunto mío, ¿ok?
Gleser: Ahora, déjame entender una cosa. Todo el tiempo, todo el tiempo, había el asunto de Rony, que entró en el asunto, Rony Lerner…
Solomon: No es importante en esto
Gleser: Ok, de acuerdo, entiendo que es un asunto de Hatehof. Ahora, desde el punto de vista del precio, nosotros ofrecimos un precio de alrededor de 106,000 dólares por unidad, es decir, ¿Cómo pueden ahora ofrecer una venta en la que el precio es mucho mayor, como 178,000?
Solomon: Es que sabes…
Gleser: En los periódicos, no te hablo de…
Solomon: Yo no sé de precios, del precio que ofrecen ellos, ellos me compran a mí y yo no tengo que romperme la cabeza con precios.
Gleser: Mi pregunta es muy sencilla. En el momento que tú les vendes a ellos, ¿les vendiste por más de 106 o vendiste por debajo?
Solomon: Por debajo. Nosotros manejamos nuestros precios, pero, ¿cuál es el asunto acá? Ellos instalan las planchas y todas esas cosas; ellos dan eso, no nosotros.
Gleser: Leonard, entiéndeme bien. No estoy en contra de nada de la empresa. Todo lo que sea bueno para la empresa o para cualquier empresa en Israel, está muy bien. En lo que yo estoy interesado, simplemente para saber dónde está mi posición y saber qué pasa conmigo, tengo que saber frente a los peruanos dónde me encuentro. Yo propuse 106,000.
Solomon: Cierto, mira, cuando vinieron a hablar yo no sabía que se trataba del Perú. Ellos estaban en Colombia, ¿escuchas? Y yo pensé que quizá era para Colombia, pero de repente llamaron y pensé para Colombia, pero no, me dicen que hay una delegación en Perú y están sentados negociando y firmando un contrato en Perú. Y toda la información la recibieron, ¿por qué no puse al tanto antes a Saúl? Porque yo suponía que era para Colombia, pero no, acá estamos hablando de repuestos y me dicen que su gente firmó un contrato. La información sobre los precios la tenían porque sabían lo de Colombia, ¿entiendes?
Gleser: El precio que yo les pago a ustedes, el precio que en realidad ustedes calcularon para nosotros, ¿es del mismo orden que al que vendiste…?
Solomon: No, realmente no. Estamos hablando de 80,000 dólares o algo así, porque es diferente. La cabina es rígida adelante y lo que ellos tenían que hacer era mejoras. Y nosotros, lo importante era deshacernos de los Abir, es lo que se quería.
* Shekel: Moneda israelí.