El 22 de agosto de este año, enfundado en un amplio poncho negro, al que llamó su ‘hábito andino’ Alan García llegó no precisamente a la Sierra sino al Callao, para hacer una de esas inauguraciones que dan pie a rimbombancias retóricas dominicales.
Lo acompañaban la entonces ministra y todavía no candidata, Mercedes Aráoz; el que sería efímero ministro de Producción, José Nicanor González, junto al permanente ministro Enrique Cornejo. La anfitriona era la superintendenta de Aduanas, Nahil Hirsh.
“La relación entre divisas y actividad económica coloca al Perú en el primer lugar del mundo” dijo García, añadiendo cumplidamente que eso era fruto del trabajo y, más específicamente, de las importaciones y exportaciones.
El ampuloso discurso fue el prólogo de una inauguración que, a todas luces, revestía una gran importancia: la de un gigantesco sistema de inspección aduanera “no intrusiva” (es decir, un escáner), que permitiría una veloz inspección aduanera, sin abrir contenedores, para acelerar sustantivamente los trámites de importación.
“Este elemento, y la felicito por esto” dijo García a Hirsh desde su podio, “que puede hacer 35 escáner por hora… escanear 35 contenedores por hora, es en verdad un avance tecnológico inmenso” sostuvo el mandatario poniendo fuerte acento en la palabra ‘inmenso’ para concluir que necesitamos “alegría… porque el Perú avanza”.
Es verdad, ese ‘avance tecnológico inmenso’ debería haber convocado en todos nosotros una gozosa alegría, si es que hubiera sido verdad.
Porque lo que el presidente García inauguró con pompa y circunstancia ese domingo, fue algo aún más vacío que la retórica apresurada. Porque luego que García y su séquito se fueron, el “inmenso avance tecnológico” (es decir, el escáner) quedó cerrado, apagado, virgen de contenedores, sin funcionar, hasta hoy.
Es decir, fue una inauguración trucha, inauguración de nada.
Hay casos peores, es verdad: presidentes que inauguran puentes sin río o camino que cruzar, pero eso de inaugurar ‘avances tecnológicos’ que no arrancan, tendría un toque patético si de por medio no hubiera un engaño a la gente.
Y no se trató solamente de un engaño al paso, sino de uno contumaz. Una semana después de la inauguración trucha de García, la SUNAT publicó en los principales medios escritos del país un aviso que decía: “Este moderno complejo aduanero, ubicado en El Callao, cuenta con un escáner de última generación, único en Latinoamérica, que tiene capacidad para revisar hasta 35 contenedores por hora, lo que contribuirá a agilizar el despacho aduanero, reduciendo los sobrecostos de los usuarios de comercio exterior”.
Eso fue en agosto. En noviembre, IDL-Reporteros estuvo en el “moderno complejo aduanero” y comprobó que éste ni siquiera tenía visos de empezar a funcionar.
No se había terminado de construir la pista para el ingreso de los camiones, ni, en especial la curva con radio de giro suficiente para camiones de 40 toneladas.
Durante la permanencia de IDL-Reporteros en el lugar, no entró ni salió ningún camión; y junto al escáner dos funcionarios chinos instruían a 10 empleados peruanos en el manejo de aquel.
Es decir, el tipo de cuadro que hubiera sido posible un par de meses antes de la inauguración.
Y no es que se haya empezado ayer con las obras. Desde abril de 2006, en la primera gestión de Hirsh, se decidió invertir en el proyecto, con una inversión calculada en 23 millones de soles.
Cuatro años después, se ha gastado 35 millones de soles y el escáner aún no funciona.
El responsable del proyecto dentro de la SUNAT y especialista en el tema aduanero, Antonio Portugal, dijo a IDL-Reporteros que “ENAPU (Empresa Nacional de Puertos) es la demostración de la burocracia más absurda, es por ello, que nos demoramos un año en construir la zona de aforo; el otro año lo asumimos como demoras nuestras”.
En entrevista con IDL-Reporteros, Portugal buscó amortiguar la gravedad de la “inauguración trucha” del 22 de agosto pasado.
¿Qué inauguraron?
Se inauguró cuando no estaba listo para funcionar.
Cuando García lo inauguro,¿funcionaba?
No sé si la palabra es funcionar, podemos usar funcionable.
Actualmente, ¿son revisados 35 camiones por hora?
No…
¿Funciona para el público?
No, porque faltan los permisos.
Entonces, ¿funciona el equipo?
Sí…
¿Está lista la obra física?
Al hacer “las pruebas en vacio” como diría el alcalde Castañeda, nos dimos cuenta que faltan tres aspectos: el radio de giro no alcanza para los camiones grandes de 40 toneladas, por ello, repararemos esa curva; en la entrada falta la pavimentación de 30 metros de la avenida Raygada para que los camiones no patinen al entrar; y falta pavimentar la curva que te conduce a la zona de aforo.
¿Por qué hubo inauguración anticipada cuando faltaba parte de la obra física, las licencias, entre otros detalles?
Le puedes decir pre venta, una pre inauguración, como quieras llamarlo pero fue necesario para saber en qué estábamos fallando.
Lo que no queda claro es si la superintendenta de la SUNAT, Nahil Hirsh, lo sabe ahora; o si lo sabía cuando hizo de anfitriona en aquella ampulosa inauguración de nada con el emponchado Presidente, el 22 de agosto pasado.
¡A mí no me despidan!
La gerente jurídica administrativa y asesora de la superintendente de la Sunat, Carmen Amésquita, fue la portavoz designada para responder a la nota elaborada por IDL- Reporteros, “¡Despídanme también!”.
Amésquita dijo que José Palomino, Clara Loza y María Lita Guerrero no fueron los únicos ex funcionarios de la Sunat en recibir suculentas indemnizaciones. Mal de muchos…
Amésquita calló varias cosas.
No señaló que ella firmó la Ayuda Memoria que sustenta la “política de Cargos Directivos” que elaboró Hirsh y que acabo con la aprobación de las liquidaciones al ex ministro de Pesquería, José Palomino; a Maria Lita Guerrero Burga y a Clara Loza Martínez.
En el informe realizado por Control Interno, Amésquita dijo que “reconoce su firma en el documento (Ayuda Memoria) pero no recuerda su elaboración”.
Al responder la pregunta de quien solicitó su preparación, señaló: “no recuerdo exactamente, pero entiendo que por tratarse de un tema laboral tiene que haber sido coordinado con ‘Recursos Humanos’ y cuando se le preguntó si tenía conocimiento que sustentaría la emisión de una política para personal a cargos directivos, señaló que “no”.
Es decir, la funcionaria que preparó y firmó el sustento legal a las altísimas ‘indemnizaciones’ fue la que intentó –sin éxito- salir a explicar lo inexplicable.