Entre las cartas que Hatehof entregó al Ministerio del Interior para acreditar su experiencia como fabricante destaca una firmada por un viejo conocido del Perú: el vendedor de armas israelí Rony Lerner.
Se trata de un miembro del grupo de traficantes de armas liderado por el israelí Zvi Sudit –en el que también estaban James Stone e Ilan Weil– que en los noventa hizo millonarios contratos con la Policía y las FFAA gracias a las coimas que le pagaba a, sobre todo, Vladimiro Montesinos.
A través de su empresa Sutex S.A., esta organización le vendió 160 portatropas Abir M-462 a la Policía entre 1995 y 1998. Con Hightech Technology (la empresa de Lerner) y como representantes de Automotive Industries Ltd. (AIL) le vendieron al Ejército camiones Commandcar y Abir, fusiles, mini Uzis, pistolas y munición.
Su mayor negocio, sin duda, fue su papel como intermediarios en la compra a la Federación Rusa, en 1998, de tres aviones Mig-29 para la FAP –sobrevaluados– a un precio total de US$ 126 millones, una fracción importante del cual fue la millonaria coima a Montesinos.
En total, entre 1992 y el 2000 Sudit, Lerner y sus socios ganaron contratos con las FFAA y la Policía Nacional por más de US$ 261 millones.
Tras la caída del régimen fujimorista, el grupo se libró de la cárcel acogiéndose a la colaboración eficaz y contando buena parte de lo que sabían para hundir a Montesinos, especialmente detalles del caso de los Mig-29 y de su participación en el manejo de los US$ 15 millones de CTS entregados al ‘Doc’. El proceso a Lerner fue archivado en 2005, según indicó a IDL-Reporteros su abogado, Eduardo Iberico.
Todo indica que, reciclado y con nuevos amigos en el Gobierno, el vendedor de armas israelí volvió a las andadas.
El Negociador
En esta última licitación, Lerner avala a Hatehof y asegura que esa compañía sí es fabricante pues dice haberle comprado 30 vehículos MRAP (vehículos protegidos frente a ataques con minas) que luego ha revendido.
Sin embargo, Lerner no es solo un aval. IDL-Reporteros tiene información que indica que se trataría del cerebro, el hombre orquesta de la sobrevaluada adjudicación.
Fuentes de este equipo de investigación señalan que, a comienzos de 2008, Lerner le propuso a Automotive Industries Ltd. –cuyos vehículos Abir ya había vendido a la Policía durante el fujimorismo– que le dejara vender al Ministerio del Interior los portatropas que Alva Castro se había negado a comprar medio año antes. Lerner sugirió que a través suyo, y comisión mediante, no habría problemas con la compra.
En julio de 2008, se reunió en Nazaret con los representantes de AIL y de ISDS –la empresa a la que Alva Castro le anuló el contrato de los portatropas– y les reiteró su oferta, pero no se llegó a ningún acuerdo.
Diecisiete meses después, la empresa Hatehof aparece vendiéndole al Ministerio del Interior esos mismos vehículos, solo que a US$ 2 millones más.
¿Y qué tiene que ver Lerner con Hatehof?
No está solo la circunstancia de que, desde Israel, avale a la empresa ante el gobierno peruano. Ni tampoco el hecho de que su propia empresa, Hightech Systems, venda exactamente el mismo vehículo antimotines que Hatehof ofrece en su página web. Ni siquiera las insistentes versiones de postores que afirman que su participación detrás de la compañía es un secreto a voces en el medio.
Sucede que ya en 1990, Lerner se presentaba en el Salón Milipol –una exposición en París dedicada a la seguridad interna de los países– como ejecutivo de Hatehof y daba declaraciones a la prensa francesa sobre la necesidad de que los gobiernos se equiparan adecuadamente para enfrentar sus conflictos internos.
Lerner demostró su capacidad de hacer que el Ministerio del Interior compre los vehículos que antes se negó a adquirir aduciendo que eran muy caros. No solo consiguió que los compren sino que lo hagan pagando decenas de miles de dólares más por vehículo.
¿Con qué argumentos se logró esa persuasión?