Hay coincidencias extrañas en esta vida. La empresa Transportes Don Reyna y el estudio Nava & Huesa Abogados han mantenido relaciones comerciales con protagonistas principales del escándalo Comunicore, especialmente con el notorio Miguel Garro.
El caso Comunicore, como se recuerda, constituyó el mayor escándalo de corrupción en la gestión del alcalde Luis Castañeda Lossio. El caso, pese a la forma contradictoria con que ha sido llevado, permanece activo.
¿Cómo surge el vínculo entre los Nava y Garro?
Hay que remontarse unos años atrás.
En febrero de 1994, Luis Nava Guibert salió de prisión, luego de haber pasado –como se ha visto en esta publicación– casi un año recluido en el penal San Jorge por su presunta participación en el desfalco de Mutual Perú, que dirigió durante el primer gobierno de Alan García.
Al término de la gestión de Nava Guibert, los ahorristas se habían perjudicado con un forado de seis millones de dólares según publicaciones de la época. En el proceso judicial, Nava Guibert fue exculpado, pero otros funcionarios de menor jerarquía resultaron condenados.
«Fue a través de Luis Felipe Piccini, entonces accionista de la constructora, que José Antonio Nava Mendiola, de Transportes Don Reyna, conoció al hoy muy notorio Miguel Garro».
Al año siguiente de salir en libertad, Nava asumió la presidencia de la empresa Transportes Don Reyna. Uno de sus primeros clientes fue la Constructora Upacá, de la familia Piccini, que entonces era contratista del Estado.
La constructora contrató en varias oportunidades a la compañía de los Nava. Años más tarde haría lo mismo con el estudio Nava & Huesa Abogados, de dos de los hijos de Nava Guibert.
Fue a través de Luis Felipe Piccini, entonces accionista de la constructora, que José Antonio Nava Mendiola, de Transportes Don Reyna, conoció al hoy muy notorio Miguel Garro.
Garro, que entró a trabajar en la Constructora Upacá cuando apenas había terminado sus estudios universitarios, era entonces un empleado de confianza de los Piccini, quienes eventualmente le encargaron la gerencia administrativa financiera de nada menos que la compañía Relima, concesionaria de la limpieza de la ciudad de Lima, donde el grupo familiar tiene el 30% de las acciones.
El año 2006, Luis Felipe Piccini salió de Constructora Upacá y se asoció con Miguel Garro para abrir una nueva constructora, bajo el nombre de Sirius. “Yo salgo de Upacá en esa época, por diferencias con mi familia, con una cartera de clientes, que es la que había juntado en mi vida profesional. Con Garro decidimos hacer una constructora para desarrollar proyectos que sabíamos que venían”, indicó Piccini a IDL-Reporteros.
Al inicio, la Constructora Sirius dirigió sus operaciones desde en un edificio que pertenecía a Miguel Garro, en Miraflores. Ahí funcionaban otras de las empresas de Garro, entre ellas Comunicore, y también Transportes Don Reyna, de los Nava.
Según la versión de José Antonio Nava, durante el tiempo que su compañía estuvo en ese edificio, se cruzó pocas veces con Garro. “Cuando me mudo ya casi no lo veo. Yo me mudo y Luis Felipe se muda conmigo”, indicó Nava Mendiola, quien se fue con Piccini a una oficina en La Molina. “Él veía su empresa y yo veía la mía. Garro también lo iba a visitar a Luis Felipe, creo que una vez o dos veces”, agregó Nava Mendiola.
¿Transportes Don Reyna prestó servicios a alguna de las compañías de Miguel Garro?, preguntó IDL-R a Nava Mendiola. “No, que yo sepa no”, respondió.
Pero hay otros hechos que no coinciden con la descripción de lejanía que da Nava.
Sucede que Miguel Garro y José Antonio Nava Mendiola compraron juntos y en partes iguales una casa en la urbanización El Rincón de La Planicie, valorizada en 200 mil dólares. Eso fue en el 2006, el mismo año que Comunicore cobró el dinero de la municipalidad de Lima.
“Garro me dice que hay un terreno en La Planicie que quieren vender y está barato. Yo tenía la plata para comprar la mitad. Garro tenía el contacto. Al final el que compra el terreno es Garro. Mitad él y mitad yo, ¿de acuerdo? Luego se desanima de la compra del terreno y yo le compro la mitad del terreno a él, antes del gobierno, antes que sepa yo del escándalo Comunicore”, explicó Nava Mendiola. ¿Qué hizo con el terreno?, preguntó IDL-R. “Hice una casa en la parte posterior que ahora la estoy utilizando”.
Durante la estrecha relación de Constructora Sirius con la compañía de Nava Mendiola, aquella también compró cinco camiones a Conirsa, el consorcio donde Odebrecht era la presencia principal, durante la construcción de los tramos 2 y 3 de la carretera Interoceánica Sur, por un monto de 502 mil 559 dólares. “Nosotros le alquilábamos maquinaria a Conirsa. Fue un periodo de dos, tres años. Eso debe haber sido 2007, 2008, 2009”, indicó Piccini a IDL-R.
Entre 2007 y 2011, la Constructora Sirius contrató a Nava & Huesa Abogados por un monto declarado de 10 mil 099 soles. Lo que no está claro es en qué consistió la asesoría legal. Luis Nava Mendiola, representante del estudio, sostuvo a IDL-R que “los servicios que se han dado [a Sirius] han sido servicios muy promedio, con honorarios muy promedio”.
Asimismo, Transportes Don Reyna trabajó para Relima durante el segundo gobierno aprista.“[Le hemos dado servicio] también de recojo de escombros, en algún momento. Yo no me acuerdo si fue que hubo un aniego. Algo así. Les enviamos camiones. Fue una cosa precisa”, indicó José Antonio Nava, quien fue contratado además de manera individual para ver ese tema. Por esa asesoría directa Relima le pagó a Nava 87 mil 266 soles.
En ese periodo, Relima obtuvo contratos con el Estado por un total de 395 millones 970 mil 417 soles, según el portal del ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Bastante más que lo que contrató con el gobierno anterior.
Fueron, sin duda, proficuas relaciones.