Por segunda vez en dos meses, el dirigente cocalero Iburcio Morales es trasladado en estado grave al Hospital Hipólito Unanue.
Lunes 30. Dos de la tarde. “¿Dónde se encuentra, Sr. Iburcio?”, pregunta el médico Ítalo Rodríguez del hospital Hipólito Unanue a Iburcio Morales, dirigente cocalero y ex alcalde de Monzón. “En el Castro Castro”, responde Morales, con voz confusa.
Morales quedó internado como uno de los 10 pacientes en la habitación “Medicina 2” del Pabellón E del hospital. Pero él, a diferencia de los demás, está encadenado a la cama N°40.
Es la segunda vez que lo internan, en menos de dos meses, por el agravamiento de la cirrosis que padece. El domingo 29 de julio, fue trasladado de emergencia desde el penal Castro Castro al hospital Hipólito Unanue del Agustino. Según los médicos, Morales presentaba un cuadro de encefalopatía hepática.
Mientras el médico explica que la encefalopatía hepática es una consecuencia de la cirrosis, que lleva a una pérdida del sentido de orientación y una confusión generalizada, Iburcio logra prestar atención por momentos. Se lo ve emaciado, con semblante débil y frágil.
Su esposa, Hilda Gavidia, cuenta que sus compañeros del cuarto piso del Pabellón 3B del penal Castro Castro lo encontraron en la mañana del domingo desorientado en su celda y pidieron que lo llevasen al tópico, de donde, luego de la insistencia de los otros presos, fue evacuado al hospital.
La situación judicial de Iburcio Morales es apenas mejor que su salud. Fue detenido, como se sabe, bajo los cargos de narcotráfico y colaboración con Sendero del Huallaga en noviembre del 2010, como parte de la Operación Eclipse. Luego de un año y 8 meses, Iburcio sigue con prisión preventiva, igual que las otras personas arrestadas. Mientras, el proceso se mantiene semiparalizado en la etapa preliminar de investigación. Recién el 10 de julio el fiscal presentó su informe final ante el juez de instrucción Manuel Loyola Florián del tercer juzgado supraprovincial, a quien le corresponde elevar el expediente a la sala que decidirá si se inicia el juicio o no.
En la audiencia programada el 7 de agosto, la defensa de Morales solicitará a dicho juez de instrucción que cambie el mandato de detención por uno de comparecencia.
Lo que no es explicable es cómo luego de casi dos años de haber sido detenidos, supuestamente luego de una larga y sustentada investigación policial, con presencia fiscal en todas sus etapas, la Fiscalía y el juzgado a quien compete el caso, hayan sido incapaces de iniciar el proceso judicial.
En la larga prisión preventiva, ese limbo legal de encierro sin culpabilidad establecida, la dilación es en sí un abuso. Y lo es más cuando hay una enfermedad muy grave, que puede llevar a la muerte en prisión sin haber escuchado la sentencia.