No lo planificamos, pero, como sucede con tantas cosas sorpresivamente buenas que engendra la pasión enamorada, IDL-Reporteros nació como publicación el 14 de febrero de 2010, en pleno día de San Valentín.
Era un proyecto y una misión que habíamos trabajado intensamente por algunos meses, con entusiasmo y expectativas pero también con dudas y algunos temores. Entrábamos en territorio desconocido, pues íbamos a ser la primera publicación digital sin fines de lucro dedicada centralmente al periodismo de investigación, con el presupuesto frugal que solo permitía una redacción pequeña y una producción austera. Sabíamos que si no lográbamos un impacto importante con nuestras investigaciones, la vida de IDL-R sería efímera y olvidable. ¿Qué sentido tiene el periodismo de investigación que no produce revelaciones importantes que eventualmente causen mejoras y reformas?
Así que, al cabo de todos esos trabajos y afanes primerizos, terminamos publicando, casi sin advertirlo, nuestro primer reportaje en el día de la Amistad (y también, como antaño, del Amor).
¿No es un aniversario paradójico? ¿Qué tiene en común el periodismo de investigación con el amor? Se supone que lo nuestro es severo y serio porque las realidades que revela no suelen ser placenteras y nuestras satisfacciones son antes morales que afectivas.
Ahora, nueve años y 1,630 notas publicadas por IDL-R después, creo haber aprendido algunas cosas que le dan sentido a esa paradoja. Kant decía que, para él, las dos experiencias sublimes en la vida eran contemplar la belleza de un cielo estrellado en la noche y el sentimiento del deber en los corazones. Creo que el gran filósofo de Könisberg se perdió algunas otras experiencias más cercanas a Afrodita que a Atenea, que, con el adecuado desprejuicio, pudiera también haber hallado emocionantes; pero encuentro una fuerza conmovedora y profunda en su pensamiento.
El periodismo de investigación no es un fin sino un medio. Averiguar y revelar hechos de importancia para la gente (los ciudadanos, el pueblo, la sociedad), tiene un fin: darles el poder de la información porque la información es poder. Y porque una democracia solo será fuerte si la mayoría de sus ciudadanos logra y mantiene esa forma de poder. Por lo contrario, la mentira, la falsedad, la desinformación permitirá manipular, dominar y explotar a la gente y, en ese proceso, degradar la democracia y hacerla eventualmente perecer.
El periodismo de investigación no es un fin sino un medio. Averiguar y revelar hechos de importancia para la gente, tiene un fin: darles el poder de la información porque la información es poder.
Un buen periodismo de investigación permite a las mayorías el control de su destino y crea un país mejor. Eso sucedió el año pasado, cuando las revelaciones convergentes de los casos Lava Juez y Lava Jato convirtieron a los ciudadanos movilizados en las calles y en los foros y en los medios, en protagonistas centrales de los hechos que cambiaron el país. Gracias a ellos –a diferencia de lo que sucede en otras naciones– nuestra democracia se fortaleció y junto con ello la fe de la gente de que si seguimos por esa vía, podremos acercarnos al ideal de una república de ciudadanos cabales, seguros de su país y de sí mismos, donde la corrupción sea una excepción infrecuente y no la regla.
Si el periodismo de investigación es sobre todo el servicio a los ciudadanos y a su democracia, sus jornadas largas, fatigas, frustraciones y eventuales peligros se hacen al final ligeras, pues confirman la kantiana belleza del sentimiento del deber en los corazones.
¿No expresa eso también la mejor amistad?
Puede que haya sido una coincidencia, pero creo que cada aniversario de IDL-R nos hace sentir más cómodos de cumplirlo el día de San Valentín. Doquiera se encuentre el santo, esperamos que ya se sienta un poco reportero.
A ustedes, nuestros lectores que han crecido, nos han acompañado y también defendido, les decimos que ha sido un honor servirlos y que nos esforzaremos cada día por hacerlo mejor.